Tengo un amigo ruso. Mercedes AMG G63 y muchos tatuajes.

Nos bañamos los domingos en los meses de invierno en la playa.

No vende pulseras de playa pero le vendría bien hacerlo por una temporada.

Carismático. Mirada fría. Educación impecable.

Se mueve en inversión, ladrillo y oportunidades internacionales.

Y aun así, a veces va justo a final de mes.

No porque el negocio vaya mal…

Todo lo contrario.

Le salen operaciones, contactos y gente con mucha pasta que dice “sí, sí, lo miramos”.

Entonces… ¿Cómo coño le va a ir mal?

Atiende: El cabronazo va justo porque “odia ir detrás del cliente”.

El otro día me lo soltó muy digno él, mandíbula apretada y mirada de mafioso cabreado: “No voy a perseguir a nadie. Si quieren, que vuelvan.”

Y yo pensando… perfecto rey, estás jodido.

Has confundido “tener clase” con “no cerrar”.

La escena es siempre la misma.

WhatsApps en visto.

Conversaciones a medias.

Llamadas sin devolver.

Y muchas propuestas enviadas del “ya si eso lo vemos”.

Lleva años convenciéndose de que está por encima de insistir.

Luego entra en la cuenta bancaria y se pone a jugar al Tetris con los pagos.

Y ahí acaba siempre: cogido por los huevos.

Te cuentas que no haces seguimientos porque “no quieres ser pesado”…

Pero en realidad estás protegiendo tu puto ego.

Porque claro, perseguir clientes es indigno…

Mira. Indigno es necesitar el dinero y a la vez negarte a hacer lo que tienes que hacer para conseguirlo.

¿Sabes qué es lo peor de todo?

Tu cliente no siente tu orgullo. Siente tu ausencia.

Si no lideras tú el proceso, te sustituye rápido por el siguiente que sí lo hace.

Hablo de liderar el proceso de venta, no de ser un puto pesado.

Tienes el mejor producto.

Tienes el mejor sector.

Incluso la IA mandando mensajes como si fueras tú.

Pero si por dentro sigues pensando..."yo no hago seguimientos”

No es un problema de herramientas.

Es un problema de identidad.

Mr. Orgullo se siente limpio.

Hasta que te das cuenta de que también te está dejando seco como la mojama de Barbate.

P.D. Mañana te cuento la diferencia entre “no perseguir” y “dejar claro que aquí mandas tú”. Spoiler: casi nadie la entiende.